domingo, marzo 16, 2008

Si pudieras sentir lo que yo siento

Se me desbordan las manos del fugaz capricho que me explota en la cara como una mentada de madre, el capricho egoísta de poder transportarte a ti mi querido lector a este momento, al momento preciso en el que le doy vida a estas palabras, a esta noche fría de Marzo, a este preciso instante donde lleno mis palabras con vacío, odio y amargura que albergo en las entrañas de esta bomba de tiempo que retumba en mi pecho con su desesperante "tic tac".

Oh! mis queridos lectores, que no daría yo por tocarles con mis frías manos el borde de sus vidas y arrancarles de un zarpazo un poco de color a sus amapolas. Ustedes mis pequeños búhos de pupila dilatada, ojos que miran sin ser vistos, cuencas destellantes refugiadas en la oscuridad, observadores de esta shekspiriana puesta en escena a la que llamo vida.

Le levanto una oración al Dios de los ateos, suplicandole la oportunidad de subirles a mi escenario, de tener testigos de mi último acto de bondad, de que pudieran presenciar la muerte de mis héroes, que olfatearan la cicuta de odio que estoy por beber, y así, en la oscura profundidad de este cuarto en el que me encuentro, sintieran la caricia del manto helado que me dará vida que no es vida, lo contrario de un coma, lo sinónimo del silencio.

Hoy me muero yo, y dejo en mi lugar al del espejo, hoy se muere lo que creo porque ya no cree en mi, se despiden mis lágrimas y las sombras que se acostumbraron a la pared, se acuesta en un grito afónico el amor que guardaba bajo llave y muere vomitando todos esos versos que nunca escribí, en fín, me voy.



Aquí se queda el que no soy yo, el gemelo malvado, el que mira sin ser visto, el que habla sin decir nada, ese que no tiene nada que perder.


1 comentario:

Analy Beea dijo...

Lalala... uy me encanto lo que escribiste de capitulo uno...